Encuentro Cercano
Ahí estaba, puntual, a las 8:30 p.m. Todo estaba listo para llevar a cabo el ritual "para no parar", dijo él.
Las velas, el coco, la miel, ellos, yo y mi blusa blanca y el corazón que se me salía del cuerpo. Primero: los rezos, los nombres, el ruego. Después: la sangre, el miedo transformado en fe, el corazón otra vez en su lugar y el coco con melao penetrando en mi cabeza, traspasando mis pensamientos, ablandando mi dolor...
Experiencia mística, única, un encuentro cercano con la fuerza más grande de Cuba...